Los virus informáticos cumplen 25 años este mes
Fue en noviembre de 1988 cuando Ropert T. Morris, un estudiante norteamericano de la Universidad de Cornell, en Ithaca (Nueva York), infectó uno de cada diez ordenadores que por entonces estaban
conectados a la primitiva internet (por entonces, Arpanet), fundamentalmente en centros académicos y de investigación, como el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), y en organismos
oficiales, como el Departamento de Defensa.
El programa que desarrolló este joven “saboteador”, como se le llamó en aquella época, era capaz de “autoreplicarse”. El virus fue bautizado en Estados Unidos como “gusano de Morris”, por el
apellido de su principal creador. A pesar de que supuestamente no fue diseñado para producir daños, según adujo su propio causante, lo cierto es que sí originó múltiples fallos en miles de
computadoras. En realidad, Morris, que tenía 23 años, dijo haberlo propagado “por error”
Cuando el código fue aislado y sometido a un análisis concienzudo, los expertos se dieron cuenta de que era obra de dos programadores distintos. Todo indicaba que el joven Robert T. había
utilizado parte de los programas ideados por su padre, sobre todo un juego que ocupaba y borraba la memoria de sus contrincantes. El progenitor del estudiante, por cierto, trabajaba para la
Agencia de Seguridad Nacional, la popular y controvertida NSA
El sospechoso, que al percatarse del caos que había generado pidió a un amigo que enviase un correo electrónico de disculpa, fue juzgado en 1990 y se convirtió en el primer condenado de acuerdo
con la ley de fraudes informáticos. Sin embargo, no ingresó en prisión y, a cambio, tuvo que pagar una multa, cumplir 400 horas de trabajo comunitario y permanecer tres años en libertad
condicional
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